Los propietarios infunden a este local una personalidad propia en la cual la amabilidad, las atenciones, la profesionalidad y el buen trato se cuidan muy especialmente.
Tienen clientes con tantos años como el negocio, cuya fidelidad es inquebrantable y hereditaria, pues también las siguientes generaciones siguen acudiendo a comer bien en este histórico restaurante familiar.
Pepe, el cabeza de familia, se había fraguado en otros dos chiringuitos de la zona, desde diez años antes de abrir su propio negocio, ahora es todo un veterano en su tarea de dirigir el negocio familiar.
Tres de sus hijos, José, Miguel y Sergio, que han crecido en el local, están ya perfectamente preparados para asumir el relevo al frente del mismo.
José, aficionado a la pesca deportiva desde niño, es el encargado de seleccionar personalmente cada una de las piezas marinas comprando solo pescados frescos y exquisitos para que los clientes de Pepe y Carmen gocen de un buen bocado.
Un singular rincón gastronómico que enamora tanto a visitantes como residentes deseosos de disfrutar del encanto de la Costa del Sol.